¿Un título algo preocupante? Depende cómo se mire, puede ser que después de leer este post, no sea para tanto …

Hace unos días compartí viaje, experiencias, risas y aprendizaje gracias a la invitación de Grupo Consorcio a conocer su fábrica y a pasar con ellos un día en la Villa de Santoña, junto a 3 bloggers y medios, como fueron Silvia de Jugando a las cocinitas, Puy Trigueros y la afamada Guía Repsol.

Sabéis que propuestas de empresas, destinos y todo lo que se pueda comercializar, para conocerlos, hay muchas, pero esta me llamó especialmente la atención, porque sinceramente, desconocía totalmente cómo se procesaban las anchoas y tal como comentamos varias veces a lo largo del día con Puy, conocer, descubrir y aprender a través de las visitas a fábricas, tiene su encanto. Más que mal, ¿quién no disfrutó de pequeño con la visita a una de ellas?

La noche anterior a la visita, tuve el enorme placer de conocer el hotel San Román de Escalante y digo placer, porque era un lugar mágico, lleno de encanto, historia y hermosos parajes que os recomiendo ir a conocer.

Cenamos al calor de la chimenea, arreglamos el mundo y nos fuimos a dormir para ya comenzar la cuenta atrás del maravilloso día que nos esperaba.

Comenzamos la visita en las oficinas del Grupo Consorcio y me llamó mucho la atención  los mensajes que estaban en las paredes de sus diferentes plantas y luego vi otros en la fábrica y resulta que estos son los valores de la empresa. Pienso que esto es algo fundamental para crear equipo y sentimiento. Es muy importante que estos valores sean compartidos y vistos por todos sus empleados día a día.

Además este valor en particular, lo comparto totalmente. Con pasión, todo se puede hacer.

Fábrica Grupo Consorcio

Después de conocer la historia del Grupo, de sus inicios y crecimiento, llegamos a la fábrica de Consorcio a conocer todo el proceso de la Anchoa, desde su salazón, limpieza, envasado y despacho. Pero antes de esto, nos tocó cumplir con las normas de seguridad, reflejadas en este ya mítico selfie.

Grupo Consorcio

Pudimos ver a las señoras comenzando el proceso, limpiando a mano, cada anchoa a una velocidad interesante. Pienso que actividades como estas, son las que te ayudan a valorar más un producto. Son las que te hacen entender cómo las cosas hechas con cariño, pasan a tener un valor emocional, mucho más allá del precio que pagas por el producto.

Grupo Consorcio

Me llamó la atención la cantidad de mujeres que trabajaban en la fábrica, creo que el 90 por ciento o más. Ellas hacen un trabajo de relojería, muy intenso, con deciros que cada una de ellas envasa 400 latas cada hora llegando a un total, entre todas de 90.000 al día. Eficiencia al poder.

Anchoas Grupo Consorcio
Luego nos fuimos a la siguiente fábrica, la del bonito. Donde también vimos el proceso completo y la gran entrega de cada una de sus trabajadoras, que envasaban, limpiaban y despachaban a una gran velocidad y con una concentración que ya quisiéramos tener muchos.
Grupo Consorcio
Ya con las ganas de probar las anchoas y el bonito, nos fuimos al Cenador de Amós, 1 Estrella Michelín y dos Soles Repsol. Resulta que nos tenían la sorpresa de cocinar con el chef Jesús Sánchez 3 recetas con estos ingredientes.
Estas eran las 3 recetas, sinceramente os digo que las 3 me sorprendieron gratamente. Son sencillas, rápidas, vistosas y sabrosas.
Recetas cenador de amos

Aquí tenéis la receta de las Magdalenas de Anchoas explicada por el Chef Jesús Sánchez.

Imagen de previsualización de YouTube

Y así nos quedaron a nosotras

cupcakes de anchoas

 

Al finalizar el divertido taller, nos hicimos la foto del grupo junto a Jesús Sánchez

Taller de cocina Cenador de Amos

Para finalizar el día, comimos en el Cenador de Amós, os invito a leer la experiencia en el post de Puy en su blog Turista compulsiva.

Si os apetece probar alguno de los productos del Grupo Consorcio, lo podéis hacer de su tienda online —> www.tiendaconsorcio.com

¿Bueno y por qué amor por las anchoas?

Porque realmente no era un producto que estuviera en mi despensa, porque no lo valoraba, ni apreciaba. Ahora entiendo el gran trabajo que lleva que llegue una anchoa a mi mesa. Es un trabajo de mucho sacrificio y delicadeza. Además descubrí cómo prepararlas y comerlas de diferentes maneras.

Por todo esto, desde ahora, me declaro fan de las anchoas. Muchas gracias al Grupo Consorcio por la invitación y por hacerme vivir una experiencia única, llena de encanto.

Un saludo

Erika

escuela de hostelería marketing gastronómico

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